21/04/2009

Carta para una bailaora de flamenco

Apreciada Antonia Moya
Escribo no para hablarte de tus ojos matadores, que, de muy cerca, volverían loco a un hombre desavisado como yo. Tampoco escribo para hablarte de mi, cuyas lamentaciones han sólo que calar ante tus danzas en technicolor. Escribo, pues, para decirte cómo me encanta verte disolver por las tres dimensiones del espacio y reunirte de nuevo a un giro, como si fueras el viento. Escribo para decirte cuánto me gusta – a mi y a quién se disponga a ir a tus altuaciones – verte bailar por los tablaos al sonido de las guitarras, síntesis plástica del movimento latente en la ancestral canción flamenca. Escribo para hablarte de la estupefacción de la que soy tomado al sentir la fuerza con que pisas la madera, como si pisaste las uvas para el vino bueno. Eres también, por supuesto, un ser lleno de dudas, deseos, ambiciones, debilidades y de toda la fascinante confusión que suéle llamarse mujer. Pero, a mi no interesan, acepta mis excusas, tus miedos, tus afliciones financieras, el pescado te toca comer para el almuerzo, la vida cotidiana en la que te encuentras inmersa y la que te asemeja a una mujer como otra cualquiera, aunque dotada de ojos matadores como dos afiadas espadas. Interesame más que, si tu existes y si hay un nombre para lo que haces, ese nombre es sueño, fauna, flora o vértigo y que soy, por fin, muy grato por los colores que diseñas en el éter, cuando te mueves por los tablaos estrechos del alma.

2 comentários:

Alice Salles disse...

ay...
Saudades dos tempos que eu dançava flamenco e sentia essa paixao RIDICULA de intensa por qualquer um que me metesse medo no tablao...

Paulo Barbosa disse...

Ahahahah!! Gostaria de ter visto...